REGALA TU PRESENCIA


“El arte de vivir no es ir a la deriva despreocupadamente ni tampoco aferrarse a las cosas con temor. Consiste en ser sensibles a cada momento que se presenta, en contemplarlo como algo absolutamente nuevo y único, en tener la mente abierta y totalmente receptiva”.
(Alan Watts)



“Si no estás presente, ¿cómo puedes amar? Amar es estar presentes”
(Thich Nhat Hanh)

Reflexiones sobre este Tema

El mayor regalo que le podemos hacer a quienes apreciamos es el permanecer presentes junto a ellos, en esta vida, en este instante, y no cuando ya no estemos con ellos o ellos no estén con nosotros.

Cuando entregamos un regalo, de alguna forma estamos simbolizando nuestro afecto y nuestra presencia a quienes les regalamos. Con el presente manifestamos nuestra afectuosa presencia.

El regalo sincero es un símbolo gratuito de afecto, es una donación, un gesto de que apreciamos a quien se lo regalamos. Y aunque los símbolos están muy bien, en último término sólo el amor representa al amor, y sólo la presencia representa a la presencia, en última instancia, la expresión directa no requiere intermediario, por muchos obsequios que entreguemos, si no realizamos la práctica de estar presentes para otros, todos los obsequios serán insuficientes, pues, terminarán simbolizando algo que en la práctica no damos.

Mantenernos presentes junto a otros es una capacidad que todos tenemos, pero que lamentablemente puede verse nublada por las preocupaciones o el apuro de la vida moderna.

Del mismo modo que notamos cuando alguien está distraído, ansioso, enojado, la capacidad de mantener la serenidad y estar presente se puede sentir y puede ser relevante en el cultivo de nuestras relaciones.

Cuando somos niños queremos que nuestros padres y los seres queridos estén presentes con nosotros, no queremos que nos entreguen lujosos regalos, sino más bien que puedan estar ahí comprometidamente, tanto en los momentos de disfrute y especialmente en los momentos difíciles, entregando una presencia firme y afectuosa. Por supuesto, este anhelo de presencia no termina cuando dejamos de ser niños, sino que se mantiene durante toda la vida. Cultivar la presencia con la pareja, los amigos, los hijos, los compañeros de trabajo, a lo largo de toda la vida es una habilidad vital.


Resulta interesante que en español la palabra presente signifique al mismo tiempo regalo y el momento en el cual vivimos, el tiempo presente. Regalar nuestra presencia se puede transformar entonces en un doble regalo, aunque parezca intangible, puede transformar nuestras vidas, ayudándonos a cultivar el bienestar en nosotros mismos y en quienes nos rodean.







Práctica a realizar:

Regalar tu presencia es una práctica que no requiere ninguna condición externa para que la realices, ni siquiera es necesario que la menciones.

Durante los próximos días puedes aprovechar de cultivar tu presencia afectuosa y abierta con quienes te relacionas. Puedes elegir a alguno de los integrantes de tu familia, pareja, hijos, padres, hermanos, etc. No tienes que hacer nada especial, simplemente practica el permanecer presente cuando estés con esa persona, atento a tu respiración y prestando atención a escuchar con amabilidad y mirar a quien tienes al frente, sin esperar nada de vuelta, mirándole con gentileza.

Si aparecen algunas ideas o juicios que te saquen del momento presente, preocupaciones, tareas que tienes que realizar, etc., puedes simplemente volver tu atención al momento presente. La respiración puede ser una importante ancla para estar presente con otros, puedes aprovecharla para volver a escucha y mirar con apertura y aceptación a quién está contigo.

Durante esta semana puedes transformarte en un regalador anónimo de tu presencia.

Trabaja con tu presencia de forma intuitiva, sin intentar “arreglar” ni mejorar nada.

Sigue practicando de forma relajada y suave, permitiéndote estar atento a tu entorno, como un centro de una presencia bondadosa en medio de tus relaciones.

Original en Red Mindfulness

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