LA SABIDURÍA TIENE CORAZÓN







El corazón de la sabiduría no se refiere tanto a las enseñanzas comunes de los místicos de todas las épocas, los rasgos generales compartidos por las grandes tradiciones religiosas, el núcleo interno de las religiones o la denominada Tradición Unánime, como a aquello que se ha dado en definir como el conocimiento que, una vez conocido, permite conocerlo todo. Los sabios tradicionales y los místicos así como los filósofos e incluso los científicos, han buscado y siguen buscando la piedra angular de la sabiduría o el conocimiento infalible sobre el que asentar el resto de conocimientos.


Según el budismo, este saber fundamental es el único capaz de liberar de su sufrimiento al ser humano. Hace más de dos mil quinientos años el sabio conocido como el Buda o el Despierto se negó a responder a determinadas cuestiones de orden metafísico aduciendo que no eran pertinentes para resolver el problema del sufrimiento y la insatisfacción del ser humano y, probablemente, también porque pensaba que tales preguntas conceptuales carecen de respuesta definitiva. En ese sentido —explicaba el Buda—, para abordar el problema del sufrimiento, la insatisfacción, la frustración y la inseguridad inherentes a nuestra existencia condicionada, no hace falta resolver cuestiones tales como si el mundo es real o irreal, si Dios existe o no, si el universo tiene una causa o es debido al azar, etcétera, puesto que todo ello no son sino etiquetas superpuestas a lo que sencillamente acaece, ya le asignemos la etiqueta de real o irreal, de material o espiritual, de divino o humano, etcétera. Asimismo, recordemos una vez más que el Buda recomendaba no seguir ciegamente a las personas, las tradiciones y los libros para afrontar nuestros problemas, sino hacer caso tan sólo de aquello que por experiencia directa demuestre ser beneficioso tanto para uno mismo como para los demás. 

Y el llamado Sutra del Corazón de la Madre Sabiduría (Bhagavati Prajna-paramita Hridaya Sutra) nos informa, en su mismo encabezamiento, que la sabiduría tiene corazón. ¿Pero en qué consiste, más exactamente, la sabiduría de la que nos habla esta famosa escritura que, dicho sea de paso, es la síntesis última de una serie de escrituras que desarrollan el profundo tema de la vacuidad, uno de los tópicos centrales de la filosofía budista? Todos los fenómenos externos e internos —incluido el propio yo— están vacíos o carecen de naturaleza propia, de identidad ontológica definitiva o de existencia independiente. Vacuidad también significa que no podemos aplicar etiquetas conceptuales inalterables a los fenómenos ni a nosotros mismos. La perfección de la sabiduría es la última y más elevada de las perfecciones, a falta de la cual el resto de perfecciones bodhisáttvicas (paciencia, generosidad, ética, energía y meditación) pierden su carácter trascendental. 

Fuente y artículo completo en Yoga natural

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