CREAR AGRADECIENDO

Gregg Braden


Cuando dejé el mundo de la empresa, a principios de los noventa, me fui a las mesetas desérticas del norte de Nuevo México donde vivo hoy en día. Una hermosa parte del mundo. En ese entonces registró una de las peores sequías de la historia en el sudoeste desértico de los Estados Unidos. Un amigo nativo me llamó un día y me dijo:
- Gregg, te gustaría reunirte conmigo en un lugar (me encanta como lo dijo) donde la piel entre los mundos es muy delgada, para rogar que llueva.

No tuvo que pedírmelo dos veces, Así que quedamos en un sitio concreto y atravesamos, a pie, 55 mil hectáreas entre las más bellas aldeas del desierto. Llegamos a un círculo de piedra que llevaba ahí tanto tiempo que ni siquiera el sabía quién lo había creado.Yo no estaba preparado para lo que vi. David, mi amigo, se quitó sus botas de trabajo, colocó los pies descalzos dentro del círculo y cerró los ojos. Lo primero que hizo fue honrar a sus antepasados, dijo literalmente:
-Todos mis antepasados, todos mis antepasados están conmigo ahora, están conmigo ahora.. 

Y 20 segundo después, me miró y dijo: 
- Tengo hambre, ¿te apetece comer algo? 

Yo le contesté:  
- Claro, pero creí que ibas a rezar para que lloviera.

Sin dejar de mirarme dijo:
-No, si rezara para que lloviera, la lluvia nunca llegaría, porque en el momento en que rezamos para pedir algo, damos a entender que ese algo no existe en este momento, y quizás afianzamos precisamente la situación que pretendíamos cambiar.

Entonces le pregunté: 
-¿Si no has rogado para que llueva durante esos 20 segundos, que es lo que has hecho entonces? 

Me dijo:
-Al cerrar los ojos he experimentado la sensación de estar de pie, descalzo, en el barro de nuestra aldea, un barro que está ahí porque ha llovido mucho. He percibido el olor, el olor de las gotas de lluvia que resbalan por las paredes de barro de nuestra aldea, y he percibido lo que se siente al correr a través de los campos llenos de unas plantas de maíz muy altas, gracias a la lluvia. Y he expresado mi gratitud y reconocimiento por la lluvia que ya ha caído.

Relato de Gregg Braden en el video Tu puedes Sanar tu Vida 

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