*Recuéstate en una superficie plana, como en una cama o una colchoneta para yoga colocada en el suelo. Cierra la boca y respira solo por la nariz
*Observa tu respiración natural, colocando tu mano izquierda en el abdomen y la derecha en el pecho, y observa sus movimientos espontáneos, al ritmo que le marca tu respiración, sin intervenir en ella. A medida que te relajes, posiblemente vayas pasando de la respiración pectoral a la abdominal, será tu mano izquierda la que suba con la inspiración y baje en la exhalación.
*Ahora, deja caer tus manos a ambos lados de tu cuerpo y disponte a practicar la respiración profunda, interviniendo.
*Inspira profundamente por la nariz. A medida que inhalas, inclina la cabeza hacia atrás y apunta los pies en la dirección opuesta a ti. Toma la mayor cantidad de aire posible y contén la respiración durante unos 5 segundos.
*Exhala lentamente por la nariz y, al mismo tiempo, apunta los pies hacia ti, inclinando tu cabeza hacia delante de modo que tu barbilla se acerque a tu pecho.
*Repite este procedimiento de inhalación y exhalación profunda de 8 a 10 veces.
No te alarmes si te mareas, es una respuesta natural a la respiración profunda.
Trata de hacerlo por lo menos una vez al día, de 8 a 10 veces.
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