LA ESENCIA DEL TAI CHI


 Para que la práctica del Tai Chi sea algo más que una danza, debemos tener en cuenta estos principios:


El cuerpo 


El cuerpo se extiende y relaja de manera natural, dando prioridad a la flexibilidad.
Se debe emplear el esfuerzo físico imprescindible para mantener el cuerpo en postura estable y correcta.

El tronco ha de estar recto y debe moverse con naturalidad y agilidad, manteniéndose siempre en una posición firme, segura y relajada.
La cabeza debe estar erguida, pero sin forzarla, los músculos del cuello y nuca deben estar relajados. Imaginar que, en estado de calma, se empuja hacia arriba un objeto ligero

Tiene gran importancia la distribución equilibrada del peso del cuerpo y la estabilidad. No debe haber duda sobre qué pierna está “llena” y cual “vacía”. El peso debe desplazarse de una pierna a otra, sin pausa.

Antes de ejecutar un movimiento hay que alcanzar un estado en el que se combinen la estabilidad y la distensión. Para ello:
a) Antes de girar el cuerpo hay que estar erguido y estable.
b) Durante los movimientos de avance y retroceso, se debe apoyar el pie en el suelo antes de desplazar el punto de equilibrio

La característica base del taichí es que se inicia en una posición de semicuclillas y se mantiene así a través de todo el proceso, con una altura constante, con mayor o menor flexión, en función de la capacitación adquirida.


Los movimientos
Los movimientos en tai chi no han de ser rígidos ni forzados.

Al igual que las nubes en el cielo, son armoniosos, ágiles y fluidos, aunque bien equilibrados y estables.

Al igual que las aguas de un manantial, han de ser fluidos, constantes y encadenados, sin interrupción, con velocidad uniforme. Cada movimiento sigue al anterior con fluidez, formando una sucesión continua, de forma que no se percibe, en ningún momento, la ausencia de movimiento, ni siquiera en los cambios de postura o secuencia.

Los movimientos son naturales y circulares. Los brazos, en especial, describen una trayectoria curva que concuerda con el movimiento natural de las articulaciones.

Debe haber quietud en el movimiento (unidad de quietud y movimiento).

Es de vital importancia combinar el vigor con la suavidad y ejercer la fuerza hacia delante de la manera apropiada. No se ha de dar la inercia ni la rigidez.

En resumen:

“Los pasos se dan con la destreza y serenidad del gato, las manos se mueven como sacando el hilo de seda de un capullo”


La respiración 

La respiración ha de ser abdominal, sosegada y profunda; pero, ante todo, ha de ser NATURAL. Debe estar bien coordinada con los movimientos de abrir y cerrar los brazos y las piernas. La inspiración acompaña los movimientos de repliegue, y la expiración se produce en la expansión.

La mente

La mente permanece tranquila, pero alerta. La conciencia dirige el cuerpo y el cuerpo sigue el fluir del pensamiento.

La fluidez característica del Tai chi sólo se consigue mediante la ejecución consciente.

Todos los movimientos del cuerpo deben estar dirigidos por la consciencia.

La capacidad de concentración y la imaginación desempeñan un papel de primer orden.
Cada movimiento se desarrolla primero mentalmente, se imagina, y luego se ejecuta relajadamente.

La Coordinación

En el Tai chi se ejercita todo el ser, tanto físico como mental.
La actividad mental es la responsable de la coordinación.
Las manos, los ojos, el cuerpo y los miembros se han de mover como un todo, teniendo a las piernas como base y a la cintura como eje.
Cada parte del cuerpo está en continuo movimiento.
Cuando una parte del cuerpo está en movimiento ninguna permanece quieta.
Jamás se han de olvidar los movimientos de las piernas y de la cintura mientras se pone la atención en los movimientos de las manos.

El tai chí requiere la combinación del entrenamiento físico, mental y respiratorio.
Y, con esta práctica, avanzaremos en la consecución de

la flexibilidad del niño, 

la fuerza del leñador 
y la serenidad del sabio.

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